Esta nueva técnica se encuentra en la Argentina desde 1987, pero explotó en los últimos años. Ofrece a las personas herramientas para que aprendan a solucionar sus problemas. Infobae.com te cuenta de qué se trata y en qué se diferencia de la psicología
La Argentina es un país muy “psicoanalizado”: la terapia freudiana suele ser la respuesta a cualquier problema de desarrollo individual o colectivo de la persona. No obstante, desde hace algunos años se ejerce en el país el counseling, una alternativa a la psicología que, en última instancia, intenta que los sujetos alcancen los mismos objetivos. Aunque, aclaran los counselors, con diferentes herramientas.
Infobae.com dialogó con Andrés Sánchez Bodas, introductor del counseling en la Argentina y director general de la primera Escuela Argentina de Counseling, sobre las características de esta técnica.
“El counseling es una ‘profesión de la ayuda’ que facilita la resolución de problemas existenciales y promueve el desarrollo de las potencialidades de los consultantes”, explicó el especialista.
Si de identificarlo se trata, Sánchez Bodas habla de consultoría, orientación y consejería. “Es la disciplina de ayuda que integra, de manera científica y creativa, conocimientos del campo de la educación, la sociología, el trabajo social, la psicología, la filosofía, la teología, y la antropología, con la intención de asistir a un ser humano, a una pareja, una familia, un grupo o una organización que presente alguna traba o distorsión en su proceso de crecimiento, desarrollo y despliegue de las condiciones potenciales que posee”, indicó.
Sus objetivos son, entonces, la promoción del bienestar individual, y social comunitario; la prevención y asistencia ante problemas y/o conflictos personales y vinculares debilitantes del bien estar individual y relacional; y la facilitación en procesos de desarrollo personal, para promover el despliegue de los potenciales humanos.
Nacida en los Estados Unidos en la década de 1930, asiste a aquellos “con problemas y conflictos que producen malestares existenciales, dificultando su calidad de vida”.
Características de la técnica
Según explicó Sánchez Bodas, se trata, en principio, de una modalidad dirigida a personas o grupos que no presenten patologías psíquicas o mentales. “Es un proceso de ayuda que se focaliza en la facilitación de la resolución de problemas y el desarrollo personal“, sostuvo.
Por lo tanto, la técnica se centra “en la persona, en su percepción de sí misma y de la realidad, con la idea de favorecer una mejor mirada sobre sí”.
Para ello, un counselor trabaja cara a cara, con recursos verbales, imaginarios y corporales.
El counseling se basa en la hipótesis de que los humanos, como seres vivos, poseen una tendencia a actualizar sus potenciales, crecer y desarrollarse, denominada “Tendencia Actualizante”. Según rezan los entendidos, ésta es muchas veces desfavorecida por vínculos tóxicos. Entonces, establecer una relación de ayuda en donde el consultante se encuentre y vivencie un clima libre de amenazas y de total aceptación permite que aquello que lo ha trabado se disuelva y la tendencia vital fluya activa hacia un funcionamiento más pleno y satisfactorio de la persona.
Diferencias y semejanzas con el psicoanálisis
Frente a esta descripción, es inevitable pensar en lo cercano que el counseling está del psicoanálisis. No obstante, las similitudes no serían tantas.
Sánchez Bodas aclaró, en principio, que “el counseling es una profesión en sí misma, con su propia formación e identidad de rol, que no deriva de la psicología sino del trabajo social y la educación y no hay que ser psicólogo para ejercerla” sino diplomarse en los institutos terciarios avalados por el Ministerio de Educación de la Nación.
Con respecto a los lazos que pueden establecerse con la terapia freudiana, el experto destacó que comparten “muchas similitudes en tanto es una relación profesional que pretende la autoexploración para conocerse y llevarse mejor consigo mismo y los demás”, además de ambas ubicarse en la vereda de enfrente del cognitivismo conductual. Sin embargo, aclaró que “difieren en su metodología y en su filosofía del hombre”.
Según dijo, el counseling “no es una terapia en tanto no pretende curar, sino un proceso de ayuda para el desarrollo personal”. Es por ello que “trabaja más en el presente que en el pasado: no utiliza la interpretación, genera de ser posible una relación de persona a persona, no directiva, no dirigida, que no busca la dependencia del consultante“.
“Considera –agregó- que quien más sabe de sí es el que consulta, y que el profesional sólo debe acompañar facilitando con recursos profesionales que el o los consultantes se autoperciban mejor, se saquen los ‘velos’ que les impiden autoreconocerse”.
Frente a esto, el counseling “no pretende reemplazar al psicoanálisis, porque trabaja con otra intencionalidad”, afirmó Sánchez Bodas.
En cuanto al enfoque filosófico, se orienta al fenomenológico existencial, “lo que implica el saber que detrás de toda problemática humana, sea cual sea, está siempre la autopregunta por el sentido de la vida”.
Todos estos rasgos hacen, para Sánchez Bodas, que las personas puedan acercarse al counseling o al psicoanálisis alternativamente pero no en simultáneo.
“Eso confunde. Sí puedo decir que prueben, que tengan entrevistas y elijan lo que les caiga mejor, lo que sientan que más las ayuda. No se compren lo primero que le sugieran, busquen y elijan, y sepan que si bien los saberes son importantes, lo que más les va a ayudar es un vínculo de confianza con el o la profesional, en el cual se sientan escuchados, no juzgados ni rotulados. Básicamente elijan donde sientan que los comprenden y acompañan con calidez, y solos van a encontrar la salida del laberinto existencial en que se encuentran perdidos”, finalizó el especialista.
Por Barbara Roesler